Y es que tener piojos se ha considerado un molesto tabú, a pesar de que en casi todas las familias estos bichos han encontrado casa alguna vez. El contagio es fácil, el roce de cabezas tras un abrazo, compartir una gorra (clásico ritual adolescente) y dormir en un hostal de media mala muerte en Puebla, sin ventanas ni ventilación.
En los colegios de Guatemala usualmente envían una notita, indicando que todos deben revisar a sus hijos: unos casos de liendres han sido detectados en la comunidad escolar. Pero el miedo no se apodera de nadie, especialmente de las familias empeñadas en la higiene personal. Aún pensamos que los piojos los tienen los niños sucios, malolientes, pero la verdad no es la misma que el tabú. Se dice que las cabezas limpias son hogares mejores habitables para estos parásitos que usan nuestro cuero cabelludo como casa.
En lugares como Estados Unidos o España existen negocios especializados en eliminar piojos, donde cobran hasta 13 euros (unos 15 dólares estadounidenses) por revisarte la cabeza y darte un diagnóstico. Si los tienes y quieres el tratamiento, con $175 puedes quedar libre de piojos utilizando únicamente aceites esenciales. En España, con 39 euros lo consigues. En el Reino Unido, hasta 200 libras esterlinas. El asunto aquí es imaginarse entrando a la tienda antipiojos para el escándalo social del año. ¿Qué irían a decir las mamás del condominio?
Según los expertos, los piojos son tan naturales en los seres humanos como las pulgas en un perro, con excepción de que no podemos ponerles bonitos collares a nuestros hijos para que los repelan. Aunque sería una idea genial, no lo niego.
Siempre es bueno saber que los piojos de humanos no son los mismos que los piojos de mascota y que aunque quizá sean primos lejanos, no juegan unos con otros. Es decir, los piojos no se los pegó el perro a tu hijo. Punto para Spikey.
Mi pregunta es: ¿Habrá alguien que jamás haya tenido piojos? Y que diga la verdad, por supuesto. Porque la última vez que alguien me lo aseguró, vino su hijo a desmentirlo al poco tiempo.
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