Las banderas verdes, en Jocotenango, es lo más civilizado que he visto en Guatemala: los peatones las muestran y los carros se detienen. Así tal cual.
Nadie obliga a nadie: si no quiere usar la bandera, no la usa. Si no quiere detenerse y dejar pasar al peatón, no lo hace. Sin embargo y aunque no están obligados a hacerlo, casi todos hacen lo correcto, con excepción de algunos tímidos que se sienten demasiado protagonistas con bandera en mano y prefieren arriesgarse por sí mismos.
Este es el pináculo de la civilización: tener la oportunidad de decidir y decidir correctamente.
Así de inspirada, decidí aventarme por mí misma como experimento social. Bandera verde en mano, me dejé ir contra el tráfico de un mediodía en Jocotenango. Y zaz. Los autos se detuvieron, mi paso fue fácil y rápido. Una maravilla peatonal. ¿Por qué no estamos haciendo esto en todos lados?