La libertad de las redes sociales es un mundo nuevo por descubrir. Es como si fuésemos a colonizar Marte y aún nos falte conocer los efectos a largo plazo de permanecer en este sitio por tanto tiempo. Es lo mismo con el Internet y los niños: aún no conocemos la totalidad de las consecuencias que tendrá esta libertad en sus vidas.
Es por eso que muchos padres están tomándoselo con calma. Lucía estuvo resistiéndose a darle un smartphone a su hijo Daniel, pero el momento llegó para la familia, ya que recibió su primer celular. Eso de tener las manos atadas no es para ella y su esposo, así que se pusieron manos a la obra a investigar sus opciones como padres.
Primero, encontraron Qustodio gracias a la recomendación que les dieron en el colegio. Esta aplicación de control parental funciona como una especie de antivirus, que previene que los chicos encuentren pornografía o violencia. Se puede instalar en computadoras y teléfonos, envía reportes mensuales a los padres acerca de la actividad de sus hijos. Asimismo, puede bloquear Apps y permite a los padres leer los mensajes (excepto WhatsApp por la encriptación de seguridad que posee).
La curiosidad los movió a buscar en Google y encontraron otra opción muy buena y gratis en Family Link. Esta aplicación se instala en los teléfonos de los padres y de los hijos. Tiene geolocalización, control parental, bloqueo y autorización de Apps. También cuenta con hora de dormir (en la cual los padres configuran para que el teléfono se bloquee automáticamente por las noches), tiempo límite de uso (la aplicación recomienda 3 horas diarias entre semana y libre el fin de semana).
Los papás de Daniel se pusieron las pilas y fueron a contarle a todos sus conocidos acerca de estas aplicaciones, aunque no fueron bien recibidos en todos sus círculos. “Algunas mamás hasta me sacaron de mis grupos de WhatsApp, como si las hubiera insultado de alguna manera. Según yo, estaba ayudándolas o dándoles un tip, pero resulta que soy una controladora porque no le doy ‘su espacio’ a un niño de tan solo 10 años”.
A pesar de las críticas, Lucía sigue firme, sabiendo que hace lo correcto. “No se trata de controlar sino de cuidar a mi hijo, de enseñarle lo que es bueno y malo. Nosotros los papás somos una brújula para nuestros hijos, para que nunca pierdan el norte”, dice muy positiva.
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