Hace unas semanas, Relato publicaba una fotografía del jugador Marco Pablo Pappa Ponce, portando una playera para promover la no violencia.
Todos sabemos que el futbolista aún enfrenta un proceso penal por violencia en contra de la mujer. El Juzgado de Femicidio le otorgó la libertad bajo medida, pero el caso sigue abierto.
Es de suma importancia que no normalicemos a los agresores, que no nos acostumbremos a verlos en los medios como los héroes. Como sociedad, debemos condenar el hecho y exigir que se haga justicia.
Dos casos públicos acusan al jugador como agresor y lo tipifica como una persona violenta. En una entrevista otorgada a Soy502, donde se le pregunta si ha buscado ayuda tras la situación, responde que ha escuchado consejos de personas que quieren su bien.
Cualquier profesional de salud mental puede dar fe de que un hombre agresor no cambia con escuchar solamente consejos. Este tipo de personas necesitan ayuda profesional para que ese patrón no se repita.
El año pasado el jugador también posaba en su cuenta de Instagram con un cartel de UNICEF, donde promovía los derechos de los niños y niñas. Indignada, escribí a la oficina de esa entidad y me respondieron lo siguiente:
“Muchas gracias por su correo informándonos de esta lamentable situación. Compartimos totalmente con usted la indignación y ofensa que representa. Por favor, tome en cuenta, aunque afecta la imagen UNICEF, su prestigio, credibilidad y, por ende, nuestro trabajo de promoción y defensa de los derechos de la niñez y adolescencia”.
En el correo que recibí también escribieron: “Tenemos una selección muy estricta de los Embajadores o colaboradores de UNICEF a nivel global, así como una política de Cero Tolerancia hacia cualquier tipo de abuso sexual, violencia, maltrato, o abuso de poder contra nadie, especialmente las niñas, adolescentes y mujeres, a nivel de Naciones Unidas y de UNICEF”, se leía.
Actualmente la fotografía de Marco Pappa, vinculado a la imagen de UNICEF, permanece en su Instagram.
Hacer un caso público de violencia no debe ser fácil, se necesita ser muy valiente para enfrentar las críticas de una sociedad machista que prefiere creerle al agresor que a la agredida.
No normalizo la violencia, y exijo se haga justicia para esas mujeres que fueron víctimas y que tuvieron el gran valor de denunciar.