¿Por qué murió Jakelin Caal? ¿Se pudo evitar su deceso? ¿Quién es el responsable? Arrojo tres preguntas con más de alguna respuesta. La muerte de la niña guatemalteca de 7 años en territorio estadounidense en manos de la patrulla fronteriza ha dado mucho de qué hablar. Considero pertinente hacer algunas reflexiones respecto a la niñez y adolescencia que migra en busca del “sueño americano”.
Según el Observatorio de los Derechos de la Niñez –ODN– de enero a octubre 11 mil 554 niños y adolescentes han sido retornados desde México y Estados Unidos. De estos el 63 por ciento son varones y el 37% mujeres y 6 de cada 10 tienen una pertenecía étnica de origen maya. Las estadísticas dan cuenta que el 88.4% de los deportados son adolescentes comprendidos entre los 14 y 17 años, mientras que el 11.6% son niños entre los 0 y 13.
¿Qué los motiva a viajar? La pregunta parece una obviedad pero debemos de hacer el esfuerzo por reflexionar alrededor de ese común denominador: pobreza y exclusión social.
Jakelin fue una de esas niñas a las que la autoridades estadounidenses detuvo al lado de su padre. ¿Por qué emprendió ese viaje tan peligroso? Por desesperación y porque los responsables de su cuidado jamás dimensionaron que el periplo podría tener una consecuencia fatal.
El peligro de muerte en esta travesía es elevado y ponderar y disminuir esos riesgos es menester de todos. Desde luego que no escribo esto para emitir juicios, solo para reflexionar alrededor de qué tan desesperados están nuestros compatriotas para emprender el viaje, incluso cuando existe riesgo de deportación, separación familiar y hasta de muerte.
Desesperanza
¿Qué sentirán estas familias? ¿Qué grado de frustración experimentan para decidir correr el peligro? La desolación los acompaña a ellos y a sus familiares de eso estoy seguro. ¿Quién es el responsable de la muerte de Jakelin? Enumerar a uno solo sería irresponsable, más bien es la concatenación de una serie de circunstancias. Desde luego que la pobreza y la exclusión social tienen que ver, pero es inevitable asociar a la ausencia del Estado y la incapacidad institucional de responder ante estas adversidades.
No podemos sacar de la ecuación a la indetenible corrupción que hace ricos a pocos pero empobrece a muchos. Tampoco podemos pasar por alto la falta de capacidad que tiene el Estado para administrar con lógica y eficiencia los recursos públicos destinados al combate de la pobreza.
Mucho menos podemos obviar el manejo clientelar de los fondos públicos, enfocados en ganar adeptos de cara al próximo proceso electoral. (Alo apertura de comedores solidarios).
Y desde luego no podemos pasar inadvertido a la usencia de protocolos de las patrullas fronterizas de Estados Unidos para atender a la niñez migrante y reaccionar de una forma oportuna ante el evidente deterioro de la salud de Jakelin.
Lo cierto es que hay 11 mil 554 niños y adolescentes deportados que debieron encontrar en su país oportunidades educativas, lúdicas y de inserción social para disfrutar de una etapa que debería circunscribirse a la felicidad. Y para usted ¿Quiénes son los responsables?