Tatuajes, divorcio, padecimiento: razones de la exclusión escolar imagen

Hace una semana una madre de familia encendió las redes sociales debido a que su hijo fue expulsado de un colegio porque ella usaba tatuajes. Acá relato algunos casos de exclusión.

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Hace una semana una madre de familia encendió las redes sociales. La razón: su hijo aparentemente fue expulsado de un colegio porque ella usaba tatuajes. Los comentarios en contra de la institución educativa no se hicieron esperar. Es vergonzoso que estas discusiones, acerca de discriminar o no a un niño en edad escolar por acciones de los padres, ocurran en pleno Siglo XXI.

En principio creo necesario poner en la palestra que ninguna de las decisiones de los progenitores debería de afectar los procesos de escolarización formal de nuestros hijos. Al contrario en los colegios y escuelas deberían de proteger la enseñanza y apoyar a los niños cuando pasan por dificultades.

Este caso claramente discriminatorio en contra de un niño es solamente un ejemplo de las arbitrariedades que se cometen en los establecimientos privados. La publicación de la madre trajo consigo una serie de catarsis de otros padres, el padre que no podía recoger a su hijo porque tenía el pelo largo y su posterior exclusión del colegio, entre muchos otros más.

Un amigo me contó que las autoridades de un colegio “católico” decidieron no renovar la matrícula de su hija para el año siguiente porque él y su esposa afrontaban un proceso de divorcio, por tanto ella, la niña, ya no podía estar en ese establecimiento.

Ni siquiera perdió un segundo de su vida para discutir o intentar convencer lo supo: un colegio que discrimina a una niña por algo que no es culpa de ella, no merecía que el depositara su dinero y confianza en ese plantel. Los inscribió en otro colegio católico, es decir que la religión no es pretexto, es más una cuestión de humanidad y de sentido común.

En este nuevo establecimiento le dieron un acompañamiento y soporte psicológico a su hija para que aprendiera a sobrellevar la separación. El enfoque más acertado y desde luego más humano.

Otra amiga me contó que hizo romería en distintos colegios para que le aceptaran a su hijo con autismo. Por más que les explicó que el niño podía adaptarse a la educación tradicional, dado que contaba con una ayuda profesional y supervisada para ello, las puertas se cerraron una a una, hasta que por fin encontró el colegio ideal. Ahora su hijo se desenvuelve con normalidad en un centro escolar privado pero incluyente.

Cuando seleccioné el colegio de mi hija verifiqué muchas cosas, una de ellas es que fuera una institución humana e incluyente y vaya que lo es. Es compatible con niños con síndrome de Down y con otro tipo de condiciones. El mensaje que le quisiera dar a los padres de familia es que sus hijos merecen un trato digno, humano, cálido y que no debemos permitir que ellos se sientan excluidos o menospreciados en un ambiente escolar. 

Si a su hijo lo discriminan porque usted tiene gustos por los tatuajes, el cabello largo, es divorciado, o porque tienen determinada condición, lo más sensato es que den la vuelta y que comprendan que ese establecimiento no merece estar al cuidado de sus hijos, ni mucho menos que ustedes depositen su dinero y confianza en ellos. Sus hijos son lo más valioso que ustedes tienen, así no rueguen a instituciones retrogradas su admisión. Y ustedes ¿Qué experiencias han tenido? 

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