A finales de los 80´s mientras mi mamá traía envuelta la cabeza en un pañuelo salíamos a las 4:00 de la mañana desde la Jalapa hasta la capital. Subidas en una camioneta de parrilla, llegábamos llenas de polvo por la falta de alfalto en la carretera.
Pero nada opacaba la ilusión de todos los años: Ver y tomarse la foto con Santa. Pero no era cualquier Santa, era el verdadero.
Durante mis primeros 6 años de vida creí en Santa, y cuando la fantasía me parecía realmente inverosímil hacía muchas preguntas y mi mamá siempre tenía una respuesta, la más convincente de todas para reencausarme en esa etapa de sueños increíbles que nunca vuelve.
Y así, veníamos desde la provincia a conocer a Santa que año con año posaba en su trineo en el Centro Comercial “Capitol”. Entonces mi mamá me decía: “El Santa de los Capitol es el verdadero”.
¿Y cómo no? Si solo él sabía los deseos que tenía para ese año. Me susurraba al oído no solo mi nombre completo sino algunas cosas de lo que había pedido: “Susana Esther este año ya compré los zapatos Keds que me pediste”. Nadie más que Santa, el verdadero, podía saber esa información confidencial.
Agradezco a mi mamá todo lo que hizo por mi. Los períodos sensitivos de los niños son momentos únicos e irrepetibles en su aprendizaje. Se dan de forma natural, venimos como codificados para desarrollarlos en algún momento.
Se llaman períodos porque se dan en una etapa corta de la vida del ser humano, y también sensitivos porque son independientemente de la voluntad. Y así el período sensitivo de la fantasía llega y cuando se va no vuelve jamás.
De acuerdo como manejemos esos períodos en nuestros niños las consecuencias pueden ser positivas, dejan huella en las células cerebrales, crean hábitos y generan valores.
Con Isabela, mi hija mayor, había querido hacer lo mismo pero no había encontrado el momento. La primera impresión que tuvo de Santa en algunos centros comerciales fue de miedo con una mezcla de timidez.
Este fin de semana visitamos el Naranjo Mall y cuando estábamos a punto de ignorar al ícono de la navidad me pidió una foto con él.
Accedimos y fuimos a pedir el precio de la fotografía con el personaje. Para mi sorpresa, la fotografía tomada con el celular es totalmente gratis.
El Santa, que ahora viajó de los Capitol para el Naranjo es el verdadero del 2018. Es carismático, guapo y regordete. Llama la atención el color de sus ojos y la ternura con la que se preocupa por hacer sentir bien a cada niño.
Acompañándolo están dos duendes que llevan a cada niño a tomarse la foto y a escribirle la carta para entregársela personalmente y dejarla en el buzón. Sin duda, una actividad realmente recomendable.
Mientras nos tomábamos la fotografía y agarraba la mano de mi hija tuve una regresión a los Capitol donde estaba mi Santa, mi fantasía, mi mamá, su amor y su esfuerzo siempre.