Llegué unas horas después del New York Times y de Univisión, quienes también querían hablar del gran fenómeno humano que resulta la migración en masa, tras las caravanas que van de Centroamérica a Estados Unidos recientemente. Para Willy Barreno, de DESGUA, no tiene nada de fenómeno ni de nuevo. La migración empezó desde mucho tiempo atrás, cuando por el Estrecho de Bering llegaron las primeras civilizaciones a este lado del planeta. En una mesa del patio interior de la antigua casa que es sede de la Red Kat y DESGUA, aguantamos el frío de la tarde de Xela y platicamos de lo que significa ser un migrante retornado.
La caravana de migrantes es simbólica
Las personas migran todos los días, un total de 4 camionetas Tacaná diarias, por así decirlo. Lo que pasa es que no van todos juntos, pero si hacemos los números, son aproximadamente 5,600 guatemaltecos que han migrado cada mes desde hace 10 años hasta formar los 3 millones de guatemaltecos que viven en ese país. La caravana no es nueva, lo nuevo es que ahora lo vemos en los medios. Y que van todos juntos, nos dice Willy después de una larga reunión con migrantes retornados que en DESGUA buscan encontrar el sueño guatemalteco en lugar del americano.
En Guatemala, pero no la del Oakland Mall sino la Guatemala real, la del campo, la que tiene hambre; los niños empiezan a trabajar desde los 14 años y se van del pueblo o de la aldea hacia donde puedan encontrarlo. No es un secreto que encontrar trabajo en este país es una tarea casi imposible y por eso se van a Estados Unidos porque tienen hambre, nos dice Willy quien migró en 1997 y a pesar de haber conseguido papeles, ser sous chef del gigante Whole Foods, volvió 14 años después a Guatemala y confiesa, todavía tiene hambre.
Fundaron La Red Kat y Desgua para apoyar a los migrantes retornados con el programa Migrantes Anónimos y sus 13 pasos para recuperar a un migrante. La depresión, la falta de oportunidades, la separación de sus familias en Estados Unidos y otros factores hace muy difícil regresar a Guatemala, ya sea a causa de la deportación o un retorno voluntario.
Después de 10 años de estar aquí, voluntariamente, Willy sigue encontrándose a sí mismo y lo que significa haber vuelto. Considera que DESGUA y la Red Kat son un aeropuerto donde los migrantes llegan y se van. Y esa es la realidad, es un lugar de encuentro que hace una gran -y necesaria- labor. Lastimosamente, no todos son “finales” felices. Las dificultades son grandes: la falta de buen empleo, las extorsiones, las incomodidades. Al principio, bañarse con un calentador eléctrico en Xela es muy distinto a bañarse con agua caliente en Estados Unidos pero pronto las dificultades reales empiezan a aparecer: encontrar trabajo, lidiar con las extorsiones, luchar mes a mes para conseguir pagar la renta, comer.
Ante todo, Willy no se victimiza. Sigue adelante, desorganizando Guatemala (considera que el tema de “organización” es demasiado colonial).
Volver a Guatemala no es fácil. Irse tampoco lo es. A los migrantes que van en la caravana no puede decirles que no se vayan porque él ya se fue, ya viajó, ya volvió. Decirles que no vayan cuando tienen hambre es algo inútil pero sí tiene algo más importante que decirles: “Ustedes tienen derecho a existir”.
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