A *Roberto le tomó 6 años graduarse de médico, posterior a ello se sometió a un difícil examen de oposición donde fue seleccionado entre centenares de candidatos. Su vocación por la medicina y por ayudar a las pacientes del área de Ginecología del Hospital San Juan de Dios le dan las fuerzas para sobrevivir a una dura residencia donde: trabaja mucho, come mal, duermen apenas unas horas y atiende partos en condiciones indeseadas. Todo esto por un salario de Q7 mil al mes.
Roberto y el equipo médico de ese servicio atienden por día hasta 40 alumbramientos diarios (entre cesáreas y partos vaginales), pero a menudo se quedan sin equipo estéril, por lo que deben de solicitarlo a otros servicios. Él, al igual del resto de los 30 residentes del servicio, trabaja más de diez horas diarias y hacen turnos de 36 horas consecutivas cada cuatro días, lo que suma más de 80 horas laborales por semana, el doble de lo establecido en el Código de Trabajo.
Los residentes no gozan de alimentación, ni siquiera cuando deben trabajar en horarios inhábiles. Se amontonan en pequeños cuartos con colchonetas llenas de ácaros, eso si es que logran descansar unas pocas horas durante los turnos.
Los residentes de la Medicina Interna y de la Cirugía, que conjuntamente atienden las emergencias de adultos con cuadros clínicos que van desde apendicitis agudas, hasta baleados, apuñalados y personas que intentaron suicidarse, no tienen una mejor fortuna, deben atender y operar a pacientes en condiciones críticas aun cuando no han podido conciliar el sueño.
Improvisan porta sueros con micropore, en ocasiones deben comprar sus propios guantes y suministrar medicamentos que no son los más adecuados, ante el evidente desabastecimiento.
Los médicos residentes de los hospitales San Juan de Dios y Roosevelt son profesionales de la medicina que buscan especializarse en diferentes disciplinas. Son ellos los principales sostenes de estos centros asistenciales pero sus salarios son fácilmente superados por técnicos, personal de conserjería y profesionales que laboran en otras dependencias tanto en el Legislativo como en el Ejecutivo.
Un médico sub especialista, con dos o más especialidades, es decir con entre 12 y 15 años de estudios universitarios percibe un salario de Q9 mil, salarios irrisorios que no se pueden correlacionar con la alta capacidad de estos.
Los residentes exigen mejores condiciones salariales, mejores insumos hospitalarios para continuar con su tarea diaria: salvar vidas de los guatemaltecos.
*Nombre ficticio