ENDEMONIADO AL VOLANTE. Por Guillermo Monsanto
No puedo generalizar y decir que los guatemaltecos no saben manejar. Pero sí puedo indicar, sin lugar a equivocaciones, que una buena porción de ellos está discapacitada en muchos sentidos para hacerlo. Un índice que me puede dar la razón son la gran cantidad de aparatosos accidentes diarios. A ello se suman los embotellamientos, producto de la descortesía de gente con cerebro de cromañón, cuya impunidad se traduce en acciones que desencadenan muchos males. La incapacidad de leer signos, seguir instrucciones, respetar señales, creer tener más derechos que los demás y ninguna obligación, son la verdadera causante de que no exista un país del futuro.
Pedro se despertó, como todas las mañanas, media hora más tarde de lo que debía para llegar al trabajo justo a la hora de entrada. Como se había bañado el día anterior, luego del gimnasio, decidió no hacerlo esa mañana. De hecho, ni se lavó la cara ni los dientes. Eso que todavía olía a desagüe por la juerga que se montó noche del día anterior luego de hacer ejercicio. Mismos calcetines y ropa interior, le sumaron a la peste. Salió de su casa como alma que lleva el diablo, iba verdaderamente tarde. Si su mamá le hubiera tenido listo el desayuno para cuando abrió los ojos, otro gallo le hubiera cantado. “Mi mamá, siempre mi mamá.”
La salida de la colonia, atascada. Bocinazo. La carretera de San Lucas a la capital, a vuelta de rueda. “Pues rebaso por la derecha, total”. Un camión estacionado esperando para entrar a la ciudad. “Maldito, no los deberían dejar utilizar la carretera.” Por fin, lo dejaron meterse de nuevo a la línea y no por cortesía. La dama que le dio el paso iba hablando por celular: “gracias,” y para sus adentros “idiota, no sabes manejar”. Hay una cola que se mueve muy despacio… bocinazo, insultos, dedos al aire. Lo hacen por fregar “¿San Cristóbal o la Roosevelt?” “A la diabla, debí haber tomado San Cristóbal… y este camionetero de morondanga qué hace en el carril izquierdo”.
En el puente de Mixco se coló por la derecha, por tercera vez aquella mañana. Esta vez, sin mucha suerte. Aventó a un motorista que también tomó esa ruta por la derecha. El maltrecho motorista se levantó a duras penas para recibir dos trompadas monumentales propinadas por el musculoso Pedro. Éstas hicieron más daño que el choque. Quedó inconsciente. Se subió a su carro y siguió tranquilamente su camino. No le importó que lo estuvieran filmando. “Qué motorista más mula, rebasar por la derecha.” Luego, para hacer su cruce, ya al final del recorrido, tercera fila; “total, si otros cuadrúpedos están haciendo segunda línea estreno yo la tercera; los demás que se jodan.”
Reflexiono: mientras estos cafres no entiendan que son parte del problema y les de un poco de vergüenza ser tan estúpidos va a ser muy difícil cualquier tipo de ordenamiento. Manejar en esta jungla requiere expertos, de allí que muchos no lo logren. De entre los problemas que tenemos que resolver como nación, éste es uno que podría tener solución ¿Qué proponen?