Con la educación no se juega, sobre todo cuando en Guatemala hay al menos 1 millón de personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir, según datos del 2017 presentados por el Comité Nacional de Alfabetización (CONALFA). Además, se calcula que hay alrededor de 1.6 millones de personas sin cobertura educativa. Es en este escenario donde el muy cuestionable “líder” Joviel Acevedo anunció que unos 100 mil afiliados del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG) suspenderán clases hasta que el pacto colectivo se cumpla y que también se manifestarán en el territorio nacional.
La semana pasada, el sindicato de maestros se manifestó en una primera oportunidad y no siendo suficiente durante este martes y miércoles, frente a la Plaza de la Constitución, estos pernoctarán con el objetivo de presionar para que se apruebe el pacto colectivo que les supondría un aumento salarial.
El pasado 8 de febrero, el Gobierno firmó un aumento salarial del 5 por ciento anual, por tres años consecutivos. Además, se aprobó un bono de Q2,500 que se pagará a los docentes a final de año y uno de Q500 para los maestros que continúen con sus estudios profesionales. Todo esto supone una ampliación presupuestaria de Q950 millones para el Ministerio de Educación.
A la fecha, ya se contabilizan tres semanas de clases suspendidas. Lo anterior supone un atraso significativo en la educación de los niños y también al progreso del país.
Malala Yousafzai, la mujer más joven en ser nominada a un Premio Nobel de la Paz por su activismo en educación y derechos de las mujeres, reiteradas veces ha comentado cómo la educación y sobre todo los maestros pueden cambiar el mundo. Y, es que es así.
La educación no es una herramienta que sirve para transar.
La educación es la primera y, para muchos, la única esperanza de tener un futuro digno y mejor. Joviel Acevedo ha decido, egoístamente, robarle esta esperanza a más de 7 millones de niños y jóvenes de Guatemala.
Fuente: INE y CONALFA