Por: Juan Manuel Castillo Zamora
Desde que los rojos de Municipal ganaron la #29, han transcurrido muchas acontecimientos, personales, nacionales y globales. Guatemala ha sido gobernada o ingobernada por cuatro presidentes: Álvaro Colom, el innombrable general, Alejandro Maldonado Aguirre y nuestro actual dignatario. Pero ¿Qué más ha ocurrido en los últimos 1,979 días?
Leyó bien: mil novecientos setenta y nueve días han transcurrido desde la última vez que el escarlata se coronó campeón de la liga nacional. Entre los acontecimientos mundiales más relevantes que en este momento recuerdo se encuentran: la muerte de uno de los más influyentes políticos del siglo XX y XXI: Fidel Castro. También falleció uno de los presidentes latinoamericanos más polémicos de las últimas décadas: Hugo Chávez.
Y ¿Qué más? Por primera vez en casi 6 siglos (598 años) renunció un sumo pontífice a su papado. En esa efeméride el conclave, integrado por cardenales de todo el mundo, eligió al primer papa latinoamericano en la historia de la Iglesia católica.
La selección Argentina de fútbol perdió tres finales de torneos oficiales de la FIFA. Portugal conquistó su primera corona europea, Alemania se convirtió en Tetracampeón mundial y el acérrimo rival deportivo de Municipal “ganó” seis títulos consecutivos.
En el ámbito personal poca cosa: solo gané una beca al exterior, un certamen interuniversitario de cuento, cursé un Máster, tuve cuatro trabajos distintos, me convertí en bloguer de Relato, me casé, tuve una hermosa hija, quien ahora habla, hace mandados y me abre la puerta de casa cada vez que llego. Todo esto sin que la dichosa, la bendita y maldita #30 sea levantada por los jugadores del equipo rojo, ese que mi abuelo y padre me enseñaron a seguir.
“Para de sufrir”, ironiza un amigo crema al que respeto. Vaya sino se sufre en la grada cuando se ama a unos colores. Nadie que no comparta la fervorosa pasión a un club entenderá ese sentimiento de frustración, el de ver como tu equipo falla el penal o como el delantero la estrella en el palo y como se ahoga el grito de gol para vos, mientras hace eco en las gargantas de los aficionados rivales. Es jodido salir cabizbajo del estadio a la espera de otro torneo más.
Así es el deporte, alguna vez escuché decir que todo equipo tiene sus 100 años malos. Los que no me crean pregúntele a los cachoros de Chicago, cuya afición tuvo que esperar 108 años para celebrar la victoria de una serie mundial.
Pero hoy amanecí con fe y en el marco de los 81 años de Municipal, presiento que el rojo pasa a la final y que en pocos días ganará la bendita y maldita #30. ¡Vamos rojos!