El arte ha sido parte sustancial de Gina desde que era niña. Sus días giran en torno al quehacer creativo. Ha sido devota del arte durante más de treinta años, la pintura su eje.
DE GRAN AMOR A GRAN DOLOR
Hace un año, Gina tuvo que ser sometida a cirugía doble en la mano derecha, la que usa para pintar. Su amor al arte la llevó al quirófano, un contrasentido difícil de aceptar. Sus tendones, seriamente dañados por tanto trabajo, requerían de intervención quirúrgica para ser restaurados. Durante casi un año se vio imposibilitada para pintar. Fue un golpe tremendo para alguien que respira y vive para hacer arte.
PARA NO SUCUMBIR
El médico le explicó que no podría volver a dedicarle a su actividad artística la misma intensidad y tiempo. Ni siquiera pudo asegurarle que podría volver a pintar. El proceso de sanación requeriría de reposo, paciencia, el uso de un inmovilizador y terapia física. Esta prueba sacudió sus cimientos. Por lo mismo, encontró en su fuero interno una chispa que la mantuvo a salvo. Una idea. Mientras convalecía, Gina decidió que no abandonaría el arte. Para ella era imposible pensar que no volvería al lienzo. En todo caso, tenía la certeza de que continuaría aunque debiera reinventarse como artista. Investigó cierta técnica poco conocida en el mundo del arte. Se volcó de lleno a estudiarla, a encontrar soluciones que dieran como resultado auténtica belleza. Para no sucumbir ante la adversidad, para no dejar que una inminente depresión la abatiera, su mente no se alejó del imaginario artístico ni por un instante.
RENACER… COMO EL FÉNIX
Después de la terapia, se lanzó de lleno a poner en marcha su nueva idea. Las circunstancias la llevaron a renacer como artista en un nuevo nicho de las artes visuales. Mantenerse enfocada en el propósito le ayudó a no perder claridad. Con mucho trabajo, pruebas, errores y nuevos intentos, dio a luz a un nuevo concepto artístico. Su poder creativo se transformó. Resurgió como el fénix, reinventada y con la determinación de llevar a feliz término su nuevo proyecto. Y lo logró.
CONFLUENCIA
Formas en movimiento, explosión de color y expresión, contraste, luz, sombra y volumen. Transformación. Todos son conceptos que surgen de primera mano al observar cada obra de Confluencia, su nueva colección de arte visual. Algo nunca visto en Guatemala.
Confluencia nace en el imaginario de Gina durante momentos de profunda oscuridad. Paradójicamente, cada pieza contiene un poder luminoso propio y poderoso. Fiel a su nombre, en cada obra y en el contexto completo de la serie, brotan todo tipo de convergencias.
El nuevo concepto creativo de Gina, representa un proceso de confluencia personal. Su historia se relata y delata en cada imagen. El camino andado, sus pendientes, encrucijadas y cambios dan vida a esta colección. Confluencia es por sí misma, una autobiografía visual.
Su amor al arte la llevó al quirófano, el mismo amor la trajo a Confluencia.
El agua elemento esencial en Confluencia
Vital, cristalina, ligera y siempre fluyendo, el agua es en esta serie el lienzo primero. Sobre y dentro de ella, Gina crea estos pequeños universos, completos en forma y colorido. El proceso contiene un significado profundo por demás. Cada pieza inicia con una violenta invasión al agua. De esa afrenta, sin embargo, surgen formas y tonos hermosos e irrepetibles. El agua, como símbolo universal, acepta la llegada del color, como si fuera consciente de que de esa apertura, nace belleza inigualable. Cada color crea en ella algo distinto, cada llegada supone un nuevo aprendizaje. De ella depende que el arte trascienda. El agua es protagonista en cada pieza de Confluencia.
Historia
Más allá de la primera impresión, aguardan infinitas capas de arte. El volumen en la serie contiene esencias individuales, distintas en cada obra. Cada una es el corazón que contiene la historia personal que Gina desea plasmar.
Palabras de la artista
Lo bueno y lo malo que he vivido quedó plasmado en Confluencia. Triunfos y dificultades, encuentros y desencuentros, caídas y también hermosos vuelos, Confluencia es el espejo de mi experiencia personal. Aceptar lo vivido fue el reencuentro que me llevó a crearla. En medio de un espacio devastado porque la salud cobró el amor que siento por el arte, concebir esta obra fue mi puente de salvación. Un camino nuevo en el que tuve que renacer como artista. Un sendero lleno de incertidumbres y temores que me trajo al aquí y el ahora. Cada segundo, la idea de seguir haciendo arte me dio aliento suficiente para no sucumbir ante lo que se suponía sería inevitable: dejar de pintar.
Confluencia es la unión de episodios dispersos de mi experiencia vital. El inicio de un capítulo en mi espacio dentro del mundo del arte. A pesar de los retos que enfrenté en la salud no sucumbí a la derrota del destierro. Porque mi tierra es el arte, no podría habitar otro mundo.
GINA FIGUEROA es hoy por hoy reconocida en el ambiente artístico del país. Con creatividad y trabajo innovador desarrolló un estilo único. Ha participado en distintos espacios importantes dentro del medio, tanto a nivel nacional como internacional. También ha sido invitada a participar en dos de los más prestigiosos e icónicos eventos en el mundo del arte en Centro América.
La serie CONFLUENCIA estará expuesta en el Museo Ixchel del 14 al 26 de marzo. No te la pierdas.