Para evitar lecturas equivocadas respecto al tema, iniciaré ésta opinión con la siguiente afirmación: apoyo la lucha frontal contra la corrupción, me llena de esperanza, me ilusiona y considero que todos aquellos que participaron en hechos delictivos deben ser juzgados por un tribunal competente.
El ex presidente Álvaro Colom es vinculado a un proceso penal merecidamente, al menos eso me parece, pero el veredicto final deberá darlo un tribunal de sentencia. Pero considero inapropiado ridiculizar al ex dignatario con memes y burlas, asociadas a la dificultad que presenta al hablar, producto de una lesión.
El día de la captura de Colom las redes sociales se inundaron de mensajes como “Jijig”, “Jue Sandra” y otros que no replicaré porque el objetivo de escribir estas letras es justamente para hacer consciencia de que el respeto a la dignidad de las personas va más allá de los procesos penales y la lucha contra la corrupción.
Muchos dirán él fue corrupto y estuvo vinculado a hechos delictivos por lo tanto no merece mi respeto. Yo les sugiero que dirijan sus criticas en ese sentido. Es lo más prudente ¿O no?
¿Se reiría usted de una persona en silla de ruedas? ¿Se mofaría usted de un no vidente? En nuestro país estamos acostumbrados a la descalificación, a las mujeres se les descalifica llamándoles prostitutas o zorras y a los homosexuales o personas afeminadas se les dice huecos. Incluso al que siente gusto por los tatuajes se le suele llamar marero.
Entiendo que el tema de la descalificación, uso de los estereotipos y burla hacia las discapacidades muchas veces es cultural y puede ser hasta inconsciente. De niños nos enseñan a decirle cuatro ojos al que usa lentes, negro, al más moreno de la clase y pelota al niño con sobre peso. ¿Eso lo convierte en correcto?
Pero ¿No debemos tratar de ser mejores seres humanos cada día? Por qué no ¿Por qué no tratar de eliminar nuestros prejuicios y las formas con las que nos referimos a las personas? Por qué no podemos ser más tolerantes y respetar la dignidad de las personas. Las burlas en redes sociales tristemente nos desnudan como la sociedad intolerante y discriminatoria que somos. La buena noticia es que podemos cambiar.
Claro que podemos, a veces reflexionar con profundidad respecto a un tema nos ayuda a ser mejores seres humanos y a cambiar aquellos vicios poco deseados. El racista no está obligado a seguirlo siendo, puede decidir no serlo más.
Álvaro Colom está vinculado y finalmente deberá enfrentar la justicia por una “irresponsabilidad”. Él y otros ex funcionarios tendrán que responder ante los tribunales por ese negocio redondo para los autobuseros, pero desfavorable para los guatemaltecos.
El ex mandatario se verá de frente a la justicia e intentará desvanecer los señalamientos en su contra, misión que le resultará difícil, pero Guatemala no necesita llenarse de intolerancia y mofarse de un problema al hablar. Aprendamos a separar y no nos dejemos llevar por nuestra ira. Finalmente Colom tiene muchas cosas más criticables que un problema para hablar.