“En un país donde las malas noticias abundan es difícil creer que le podamos llamar para entregarle un premio…”, ese fue uno de los argumentos utilizados por una señorita que hace una semana llamó con insistencia a mi esposa. El motivo de la comunicación fue: intentar entregarle un premio. De qué tipo: una estadía de dos a cuatro noches en prestigiosos hoteles del país en nueve diferentes destinos.
Entre estos figuraban Petén, Panachajel, Retalhuleu, Puerto Barrios, Chiquimula y por supuesto Antigua Guatemala entre otros. La voz del otro lado del auricular prometía unas vacaciones soñadas, sin necesidad de salir del país. Qué ofertón. Lo mejor del caso es que la entrega del premio sería en un “prestigioso restaurante” ubicado en la calzada Roosvelt. Por supuesto que incluía un desayuno para toda la familia.
Nos llamó la atención que la señorita preguntó por mi esposa con nombres y apellidos, como si se tratara de una amiga de toda la vida. Otro elemento que nos generó suspicacia fue la insistencia de entregar el premio en un restaurante. ¿Por qué no en unas oficinas administrativas? O ¿Por qué no enviarlo a una oficina? (rechazar es de bobos ¿o no?)
La pregunta obligada y ¿Qué pasa si envío a otra persona? En ese caso no se le podrá hacer entrega del premio.
Gané algo en lo que jamás participé
El gancho de la señorita sonriente del otro lado del auricular es afirmar con contundencia que el afortunado ganador llenó un cupón y que el mismo salió premiado. No son capaces de explicar qué tipo de cupón, tampoco en dónde fue llenado y mucho menos cuándo. ¿Raro o no?
La pregunta es ¿De qué se trata donde este misterioso ofrecimiento? Es muy usual que te llamen de bancos y de agencias de viajes para ofrecerte promociones y paquetes, pero suelen identificarse y aunque pueden tener métodos agresivos de venta, como por ejemplo invitarte a pasar un día en un hotel para intentar venderte un paquete, suelen identificarse y manifestar su intención desde el principio.
Claramente este caso es diferente. Se trata de: ¿Una estafa o simplemente o un método antiético de venta a base de engaños?
Llamé al restaurante de la Roosevelt, solo eso se me ocurrió, y me dijeron que en efecto le venden desayunos y cenas a una empresa de mercadeo y publicidad: FC Magazine. ¿Es por tema de ventas de paquetes vacacionales? Indagué: “no le sabría decir nosotros solo ofrecemos los alimentos para los invitados de ellos”, me respondieron.
La buena noticia es que podemos descartar un probable secuestro. Ahora solo falta descartar el intento de estafa o la práctica poco ética y muy agresiva de venta de paquetes vacacionales. Este relato no pudo ni pretendió se concluyente, pero ante la duda, es mejorar interrumpir la comunicación, pues nada secreto y poco transparente puede ser bueno y bien intencionado. Y a vos ¿Ya te llamaron?
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Así fue como me convertí en otro victima de estafa cortesía de la Pao.
Me llamo Lucky y debo Q50 mil que jamás presté.