Va a nevar en Haití y bajo cero en Puerto Rico, es parte del coro de la canción de Ricardo Arjona, Noticiero, palabras de profeta que se cumplieron en otra región a principios de 2018.
Constancia de ello son las impresionantes imágenes no vistas en los últimos 30 años, como los habitantes de Miami abrigados en la playa y las cataratas del Niágara congeladas.
También ha impactado ver especies que sufrieron por el frío extremo, como las iguanas congeladas y en los últimos días tiburones.
Para los ambientalistas, la formación de la tormenta invernal que golpeó a Estados Unidos es por el cambio climático drástico.
Al respecto, la NASA explicó que se “debe esperar climas fríos, aunque las temperaturas en todo el planeta estén aumentando”.
Para ser precisos con el uso de términos que se deben emplear es importante aclarar que hay una diferencia entre “clima” y “tiempo”, palabras muy utilizadas con equivocación.
Según John Morales, uno de los meteorólogos más reconocidos de Estados Unidos, “el clima es lo que se espera y el tiempo es lo que toca”.
Para citar un ejemplo entendible se podría decir que, si llueve en Teculután, en nada cambia las condiciones áridas y secas que predominan en el departamento de Zacapa.
El “ciclón bomba” o “huracán invernal”, como le llamaron los expertos al fenómeno meteorológico que congeló a Estados Unidos, también tuvo repercusiones en el país.
En Guatemala, no solo hay tradiciones culturales y sociales, también hay climáticas que según los expertos han ido variando hasta casi desaparecer, como ocurre en la actualidad por las heladas de Canadá y Estados Unidos.
¿Qué son las cabañuelas?
Por creencias, nuestros antepasados predecían el clima cada año con base a cómo era cada uno de los primeros 12 días de enero, a los que asignaba un mes hasta completar los 12 que tiene el año.
En otras palabras, de haber mucho viento el 1 de enero, así sería todo el mes; si el 2 estaba nublado, así sería febrero, intenso calor en los días 3 y 4 marcaban los meses de marzo y abril, como los más calurosos.
De haber lluvias por algunas horas y dependiendo de su intensidad en los días 5, 6 y 7 así sería el invierno, en mayo, junio y julio.
Si el 8 era caluroso y soleado, en agosto la época lluviosa tendría una pausa, la que se conoce como “canícula” y por ende el 9 que representaba siempre volvería a llover.
Viento y bajas temperaturas en los días 10, 11 y 12 indicaban las condiciones climáticas para los últimos tres meses del año octubre, noviembre y diciembre.
Del día 13 al 24 la cuenta era regresiva, el 13 era diciembre y así sucesivamente hasta llegar al 24 que era enero. Del día 25 al 31 el presagio era determinado por periodos de 6 horas, la mañana era para un mes y la tarde para otro, hasta completar los 12 meses del año.
“Las cabañuelas ya no se dan, ya pasaron al recuerdo, por el cambio climático y el calentamiento global, sin ser ciencia exacta solo creencias se usaron por mucho tiempo para predecir el clima y eran útiles para la población, no solo en la capital sino también en el campo”, aseguró hace unos días Eddy Sánchez, director del Instituto Nacional de Sismología Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh).
Los teléfonos inteligentes por medio de aplicaciones permiten tener en la palma de la mano pronósticos exactos en el momento que se haga una consulta y eso les resta credibilidad a las cabañuelas.
En Guatemala, donde no se invierte en prevención sino en reacción, hay que estar muy al pendiente del clima. Cada año se comprueba que cuando hay sequías en verano no estamos preparados para afrontar los daños, tampoco en invierno cuando con primeras lluvias hay inundaciones, evacuaciones, destrucción de la red vial, derrumbes, etc.
La sequía provoca hambruna que afecta principalmente a los más pobres y con inviernos muy copiosos quienes carecen de una vivienda digna o residen en lugares inseguros están en riego, en los dos escenarios que cada año se dan en Guatemala siempre hay tragedias que entristecen mucho.
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