¡Levante la mano quién quiere ser millonario! Ahora, ¡Levante la mano quien quiere tener una posición alta en una de las empresas más grandes del mundo!
Estos escenarios se pintan como un sueño para muchas personas. Para Sheryl Sandberg, son una realidad a la que ya se acostumbró.
Sheryl es la Directora de Operaciones de Facebook, y su patrimonio neto alcanza los 1.57 mil millones de dólares.
Cómo diríamos en lenguaje coloquial, Sheryl Sandberg “está nadando en plata”.
Pero un día, también le tocó nadar en lágrimas.
En 2015, durante unas vacaciones en México, Sheryl encontró a su esposo David, muerto en el piso del gimnasio del hotel.
Sheryl relata ese día trágico así:
“Encontramos a David en el piso, tirado junto a la elíptica. Todos gritamos, hice el procedimiento de CPR, pero no funcionó.
De acuerdo con el reporte oficial, mi esposo David Goldberg, de 47 años, murió de un problema cardiaco.
El tener que volar de regreso a mi casa sola, y encontrar a mis hijos de 7 y 10 años, y decirles que nunca volverían a ver a su papá, es una experiencia horrorosa.”
Cuando la mayor de las tragedias llega, ¿cómo seguir adelante? Sheryl no lo sabía.
Su amigo Adam Grant, le habló de una investigación que se estaba llevando a cabo sobre la resiliencia y la superación de las mayores luchas de la vida.
Resiliencia es la capacidad de los humanos de sobreponerse a situaciones adversas.
Pero recientemente, sociólogos y psicólogos han planteado que la resiliencia, más allá de ser una capacidad, es un proceso.
Es decir, cuando una persona atraviesa por una experiencia difícil, su reacción y su actitud dependen de muchos factores como la familia, el entorno, los amigos y por supuesto, la misma persona.
Si bien no había salida fácil para el tormento que Sheryl Sandberg tuvo que vivir, hubieron 3 cosas que logró hacer y que le ayudaron no sólo a pasar esos días “en el desierto”, sino hacerla una persona más fuerte.
Estas son las 3 cosas que Sheryl descubrió a través de la investigación:
1. Evita los pensamientos que empeoran las cosas
El psicólogo Martin Seligman encontró tres cosas que pueden detener la recuperación:
1) la personalización – la creencia de que somos culpables;
2) omnipresencia – la creencia de que un evento afectará a todas las áreas de nuestra vida;
3) la permanencia – la creencia de que las consecuencias del evento durarán para siempre
Cientos de estudios han demostrado que los niños y los adultos se recuperan más rápidamente cuando se dan cuenta de que las dificultades no son enteramente su culpa, no afectan a todos los aspectos de sus vidas, y las consecuencias no les perseguirán para siempre.
2. Pregúntate y evalúa ¿Pudo haber sido peor?
Los pesimistas adoptan una forma de pensar en la que “las cosas siempre pueden empeorar”. Pero en realidad, las personas que piensan así, tienen algo de razón.
En realidad, cualquier situación negativa, por triste que parezca, pudo haber sido peor.
La Terapia Cognitiva de Comportamiento lo llama “decatastrofización”. Esta es una bonita forma de describir el proceso de descubrir que no es el fin del mundo.
En este sentido, aún en medio de la adversidad, la gratitud por lo que tenemos es crucial para continuar el proceso de sanidad.
3. Pide ayuda
Este paso parece obvio, pero muy frecuentemente nos olvidamos de pedir la ayuda de alguien en momentos de angustia.
Puede ser una ayuda espiritual, o profesional, o incluso una plática con una buena amistad libera esa carga pesada que de otra forma se acumula en el interior.
Hace mucho tiempo que dejé de creer que ir al psicólogo era sólo para personas con problemas de esquizofrenia.
Tengo varias amistades y conocidos que van al psicólogo como un proceso de aceptación de que necesitan ayuda.
Y reconocer que se necesita ayuda es el primer paso para sobreponerse a momentos difíciles.
La resiliencia es un proceso, así que dejemos que aquellos factores positivos en nuestro entorno tengan participación en nuestro proceso de recuperación.
Todos quisiéramos saltarnos los capítulos de la vida en donde hay dolor y sufrimiento, pero incluso las adversidades pueden ser temporadas de crecimiento personal, si sabemos cómo enfrentarlas.