Gallina que come huevo aunque le quemen el pico, reza un antiguo refrán usado por las abuelitas. El sentido de esa frase no requiere mayor explicación y es aplicable para esta historia, que se asemeja, en menor escala, a la del famoso estafador Frank Abagnale Jr un experto en el engaño y falsificación de cheques que estafó a grandes compañía y a personas. Su historia incluso inspiró la película Catch me if you can.
La versión a la Tortrix de este personaje corresponde a la señorita Paola Leonor Quiñonez Davila, una especialista en el engaño que ha estafado en los últimos años a decenas de guatemaltecos. Sus modus operandi son diversos, pero todos tienen un común denominador: la mentira y la victimización descarada.
Durante el primer semestre de 2017 el Ministerio Público recibió, en toda la república, 2 mil 616 denuncias. En ese mismo periodo el Organismo Judicial reporta 15 sentencias condenatorias por el delito de estafa en todas sus variedades.
La Pao, como le conocen algunos que alguna vez se consideraron sus amigos, siempre le hace pensar a sus víctimas que está dispuesta a pagar y que está a punto de hacerlo. Suele decir que sus recurrentes incumplimientos obedecen a problemas familiares, a errores cometidos por los bancos emisores de sus tarjetas de crédito y por supuesto que “el banco está a punto de liberarle unos fondos y que será cuestión de horas para que puedan cobrar los cheques que ella gira”.
Su historial como estafadora se remonta a 2004, año en que le aparecen las primeras demandas en el Sistema de Información y Consultas del Organismo Judicial, cuando la firma Credomatic abrió un expediente en su contra por constantes incumplimientos a sus obligaciones como tarjetahabiente.
El historial estafador de Paola está ampliamente documentado, de hecho ya tiene una sentencia condenatoria por el delito de estafa propia y actualmente la fiscalía Metropolitana del Ministerio Público, sigue una causa en su contra presentada por el 4 de noviembre de este año en la Oficina de Atención Permanente.
El delito a investigar: estafa propia. De acuerdo a muchas de sus víctimas se espera que en los próximos días la fiscalía pueda atrapar a Quiñonez, quien se encuentra momentáneamente ilocalizable.
Cinthya una prima que vive en Estados Unidos, asegura que le estafó hace algunos años, cuando simuló la venta de un reloj Rolex de su propiedad con una joyería. Falsificó un comprobante de venta y aseguró que la empresa compradora de la joya nunca le entregó el dinero.
Cuando la víctima, quizás una de las primeras de la que parece ser una lista interminable, reclamó a la joyería le hicieron saber que jamás le habían comprado un reloj y que el documento que ella mostraba era falso.
A Iván lo estafó de otra forma, lo hizo pagar por la importación de un vehículo. Los recursos los desembolsó pero el carro jamás ingresó al país y por supuesto tampoco le fue entregado.
El número de personas estafadas por Paola sigue en aumento al punto de que se empiezan hacer campañas en redes sociales para denunciarla públicamente. A eso se suma que algunas de sus víctimas crearon un grupo de Whattsapp donde comparten información y experiencias sobre ella.
A Elisa, a quien conocía desde 2009, le hizo creer que su tarjeta de crédito le daba problemas. Ella se encontraba en El Salvador, circunstancialmente Paola también. Acudió a su hotel y pago con su tarjeta de crédito con el ofrecimiento de rembolsar el dinero cuando se encontraran de vuelta en Guatemala.
La promesa de pago se postergó una decena de veces, hasta que le empezó a girarle cheques sin fondos. Su esposo Gustavo le sugirió que la citara y la obligará a firmar un compromiso de pago, lo que hizo, pero la medida no fue suficiente para que Paola honrara sus compromisos. Solo le pagó una parte de la deuda y ahora ya no le responde las llamadas ni mensajes.
Muchas son las historias que cuentan en el grupo de Whatsapp, “a mí me debe Q25 mil por la compra de paquetes de viaje”, dice una de las afectadas. De acuerdo a su versión ella le hacía creer que podía conseguir pasajes y entradas a conciertos a un menor precio pues tenía un contacto en una agencia de viajes, pedía el dinero vía una transferencia y ella ofrecía hacerse cargo de todo. Después creaba correos falsos para hacerle creer a sus víctimas que algo había salido mal y por supuesto ella había sido engañada.
Así es como la Pao, ha encontrado a lo largo de su vida la forma de estafar a sus víctimas en una versión chapinisada, aunque más burda que la del famoso Frank Abagnale Jr.
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