El polvo poco a poco cubrió las mesas y sillas, el salón de eventos que alguna vez lució lleno de personas ahora está desolado. Durante más de 10 años, Julia y su familia se dedicaron a atender el restaurante, que era el principal sustento de su hogar.
El 16 de marzo fue la última vez que el restaurante abrió sus puertas. “Fuimos positivos en todo momento y mantuvimos la fe. Intentamos trabajar el servicio a domicilio para ganar algo y no despedir a ningún empleado, pero nos dimos cuenta que no era viable”.
En el lugar trabajaban alrededor de 15 personas, entre meseros, cocineros, administración y personas de la limpieza. “Intentamos hasta lo último, pero las cuentas seguían y fue imposible continuar”, cuenta Julia.
Su restaurante se ubicaba en las afueras de la ciudad, rumbo a Antigua Guatemala. Según el Banco de Guatemala (Banguat), actividades de alojamiento y servicios de comida tendrían un desempeño negativo de -5.7 por ciento, la construcción -5.5 por ciento, transporte y almacenamiento 3.7 por ciento e industrias manufactureras -1.9 por ciento.
Sin empleo
Para Odilia, trabajar en el restaurante como mesera era el único ingreso que tenía. Ella es madre soltera de 2 hijos de 7 y 12 años. “Es preocupante porque no tengo ayuda de nadie. Las deudas no perdonan y debo pagar alquiler, luz, agua, basura y la comida y sin dinero nada se puede hacer”, expresa.
Para Julia tomar la decisión también significó dejar sin empleo a las personas que laboraban en el recinto. “Nos dolió, pero las deudas nos ganaban porque el alquiler, la luz, el agua, el teléfono, lo cobran sin importar si uno vende o no. Ojalá en el futuro podamos abrir”.
La crisis sanitaria provocó que varios restaurantes cerraran sus puertas. En la zona 1 lugares emblemáticos como la tacita de plata o Café Casa.
Según una encuesta realizada por la empresa Francorp y la Asociación Guatemalteca de Franquicias (AGF), 52 por ciento de marcas encuestadas dijeron que debido a las restricciones gubernamentales mantienen cerradas entre el 51 por ciento y 100 por ciento de sus establecimientos en el país.
“Cerrar significó para nosotros dejar miles de historias atrás y despedir a personas que fueron importantes en nuestra vida”, dice Julia.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la crisis económica causada por la pandemia del coronavirus dejará 11.5 millones de nuevos desempleados en el 2020, en Latinoamérica.
“Las cuentas no paran, a las empresas no les importa si uno tiene o no ingresos, ellos siguen cobrando”. Julia y sus empleados esperan que la situación mejore y puedan volver a trabajar como antes.
“El gobierno pide que nos quedemos en casa, pero eso significa no tener qué comer”, finaliza Odilia.