No me matará el coronavirus, pero sí el hambre porque no podré ganar mi sueldo diario imagen

A cientos de personas, las medidas para combatir el coronavirus las dejará sin ingresos económicos.

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“No me matará el coronavirus, pero sí el hambre porque no podré ganar mi sueldo diario”

A Sandra la aqueja un solo problema del Covid-19 y es quién le pagará el sueldo que gana a diario.

Ella es trabajadora doméstica, les limpia casas a varias familias y cobra al día su salario. Sandra no tiene prestaciones ni codependencia con sus patronos.

Pero anoche, la noticia de la cuarentena le cayó como un balde agua fría al escuchar que no iba a haber transporte para movilizarse y que se debían quedar en sus casas para evitar el contagio.

A Sandra, desde anoche la llamaron para que no llegar a hacer limpieza por la cuarentena; nadie la quiere dentro de sus viviendas, para evitar que pueda llevar el virus a sus casas.

Porque Sandra vive en la comunidad Mixco y forzosamente toma dos buses para llegar a su destino.

Sandra vive en ese lugar donde las personas no tienen otra forma de movilizarse, más que en transporte público.

Los buses urbanos y extraurbanos son una peligrosa forma de contraer la enfermedad, debido a que la distancia entre una persona y otra no alcanza el metro y además con un estornudo la saliva cae en donde sea y los pasajeros ponen sus manos allí y después pueden tocarse la boca, ojos o nariz y contagiarse.

Hoy fue su primer día de pérdida. Ayer todavía logró salir a trabajar y echarse a la bolsa Q125 que devenga por hacer la limpieza en tres casas al día.

Dejará de percibir Q125 diarios en las dos semanas siguientes, hasta que se levante la cuarentena y si es que así lo considera el Gobierno.

“Y ahora qué voy a hacer; no moriré del coronavirus, pero sí de hambre”, asegura angustiada.

Sandra tiene 32 años y sus responsabilidades, aunque para ella son grandes, se vuelven pequeñas comparadas con las de otras personas que tienen hasta 3 hijos pequeños que mantener y viven del trabajo informal, el cual se ve mermado por la cuarentena ordenada anoche por el presidente Alejandro Giammattei.

Guatemala es un país con un índice de pobreza del 52 por ciento y pobreza extrema 42 por ciento de la población, y muchos viven de sus pequeños negocios, tiendas, ventas callejeras, mercados y otros más. A ellos de seguro les afectará también el encierro de los guatemaltecos.

A Sandra le espera un período de recesión, del cual no sabe cómo saldrá porque está pagando un terreno pequeño donde piensa, en un futuro, dejarle una vivienda a su pequeña hija de 8 años.

Hoy, el coronavirus ha cambiado la vida de muchos guatemaltecos que tendrán que esperar hasta el 31 de marzo para que se levante la cuarentena y vuelvan a su vida normal.

Fotos: Google, con fines de ilustración

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