En las afueras de la emergencia del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) un grupo llega a brindar su tiempo para apoyar a quienes esperan recibir noticias de sus enfermos
En la emergencia del IGSS, ubicado en zona 9, puedes observar a cientos de personas transitar por sus instalaciones, quienes llegan por diversos problemas de salud, pero afuera se quedan sus familiares.
A altas horas de la noche, aquellos que esperaban en la tarde, permanecen allí sin moverse y en espera para que todo salga bien.
Mientras unos rezan, otros leen o lloran. Sin embargo, no están solos, ya que distintas personas se acercan a los familiares y amigos de quienes están internados para brindar apoyo y un vaso de café caliente.
“Algo que Dios nos enseña es amar al prójimo como a nosotros mismos, eso venimos a hacer y mostrar el amor de Dios con estas acciones”. “Venimos a dar algo sencillo, pero con todo el corazón”, cuenta un Ángel de la Guarda.
“No solo compartimos atol, pan o café, sino también oramos por los enfermos. Esto para nosotros es importante, ya que más de alguna vez todos pasamos por una situación similar, tenemos un enfermo en una camilla del hospital”.
Esta actividad se convierte en enseñanza para los más pequeños, ya que los padres llevan a sus hijos para que se den cuenta de la situación de muchas personas.
Daniel, un niño de 8 años, que junto a su papá acompañó en estas vacaciones a entregar alimentos en el hospital. “Se siente bien y bonito”.
Historias
Diferentes historias se encuentran afuera del hospital. Todas tiene algo en común: la esperanza. “Yo estoy esperando que mi esposo salga de emergencias, ya que le dio un paro cardíaco”. “Actualmente, estamos los dos solos”, expresa Esperanza.
A altas horas de la noche, diferentes familiares se acercan desesperados porque la vida de sus seres queridos está en peligro. “A mi abuelo le dio infección intestinal, tiene 86 años y ahora nos toca esperar para saber qué harán con él”. “Mi papá está adentro mientras yo espero mi turno para entrar”.
Los Ángeles del IGSS se juntan cada fin de semana o cuando tienen tiempo y se acercan a diferentes hospitales para entregar una taza de atol.