6:30 a.m., abres el refrigerador de tu casa, tomas una zanahoria y te preparas un jugo. Como tantos otros días tú, esa verdura y 80 sicarios tendrán más en común de lo que imaginas.
El Mall de 4 millones de chapines
A seis cuadras de la avenida empresarial más importante de América Central, La Reforma, el corazón comercial de la ciudad más poblada de la región, late con fuerza. Y es un grupo de sicarios el encargado de mantener el orden y proteger a los comerciantes de los delincuentes.
Este granero, verdulería y centro de comercio es el más importante de la capital y dicta el paso de los 4 millones que vivimos en esta urbe. Sin embargo, funciona como ningún otro lugar, pese a no confiar en las autoridades.
Mientras la ciudad de Guatemala sucumbe ante la violencia, el caos y la falta de seguridad, este micro cosmos va a su aire y nada la interrumpe. La Terminal, como se le conoce, fue fundada en 1958, un 21 de octubre.
Hoy, de acuerdo con Carlos Sandoval, vocero de la Municipalidad de Guatemala, es el centro de abastecimiento de los mercados cantonales de toda la ciudad. Sus 2 mil 300 locales ofrecen TODO, desde alimentos, hasta medicinas y casinos ambulantes, sin embargo ha crecido de forma desordenada.
Lo que pareciera un caos es de hecho un orden disfrazado, asegura Juan José Alvarado, cliente de La Terminal. Y todo se debe al cuerpo de seguridad que opera en esa reconocida plaza.
Los sicarios de la terminal
Hoy los Ángeles Justicieros entran donde la Policía Nacional Civil y la Policía Municipal no se atreven, y son los encargados de vigilar y aplicar castigo a quienes traten de alterar el orden de La Terminal.
Nadie sabe quién los dirige, dónde queda su sede central o cuánto ganan, sin embargo lo que sí tienen claro es que si hay un problema ellos lo “arreglan”. Y para tales efectos todos colaboran, comenta Félix Juárez, un tomatero que desde hace 30 años comercia en La Terminal.
Juárez asegura que si se detecta un ladrón o se reporta un asalto, la voz de alarma se da y en segundos los Ángeles Justicieros ubican al delincuente, lo marcan y lo neutralizan. Nadie sabe a dónde lo llevan o cómo lo escarmientan, lo que sí esta claro es que un encuentro con uno de los Ángeles Justicieros y al ladrón no se le vuelve a ver, asegura Juárez.
Los Ángeles Justicieros portan armas, no una ni dos, asegura Juárez. Debajo de la ropa y el chaleco, pueden llevar hasta seis pistolas, dos navajas y un par de cuchillos, todo con el fin de ofrecer seguridad.
Q22 millones al año en seguridad
Cada semana, de la venta de tomates, Félix y su familia pagan una cuota a “Los Chalequitos” (Ángeles Justicieros) como se les conoce por el chaleco que llevan puesto.
“el pago depende del tamaño del local, pero en promedio son unos Q200”, confiesa.
A decir del vocero municipal existen 2 mil 300 locales registrados en La Terminal. Sin embargo un recorrido por el sector revela que esta cifra podría superar los 10 mil lugares de venta, entre legales e ilegales.
Unos 2,300 locales que semanalmente pagan Q200, suman un total de Q460 mil cada siete días, lo que en un año representa más de Q22 millones para el pago de los Ángeles Justicieros. Una pequeña fortuna que nadie sabe cómo se maneja o quien la recibe.
Lo cierto es que nuestra verdura y fruta llega a la casa en buena parte por la labor de este cuerpo de seguridad. La gran cuestión es en cuál de nuestras plegarias debemos incluir a los Ángeles de La Terminal, en el desayuno, el almuerzo o la cena.