Risueño, travieso y platicador. Así es Felipe Rodríguez Yurrita, un niño de tan solo 5 años, que nació con Síndrome de Down. Este pequeño campeón se convertirá en el primer integrante de la Academia del CSD Municipal con este trastorno genético.
¿Tú eres de las personas que apoyan la inclusión?
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Este pequeño tiene dos hermanas mayores, Sara y María Emilia, de 10 y 7 años respectivamente. Su madre es ama de casa y su padre arquitecto. Conforman una familia muy unida y dispuesta a apoyarse entre sí.
Cuando nació Felipe, sus padres tomaron muy bien la noticia. Tenían mucho desconocimiento sobre el famoso “cromosoma 21”, pero nunca se dieron por vencidos. La preocupación de ambos, lejos del síndrome, fue su bajo peso y el riesgo que corría al ser prematuro.
Cuando lo vi me pareció un niño hermoso. No sentimos miedo, solo teníamos desconocimiento.
Regina Yurrita, madre de Felipe.
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Inclusión Down 502
Esta familia llegó a la organización cuando a Felipe comenzaron a cerrarle puertas en algunos centros educativos. “Nosotros no veíamos diferencias tan marcadas con relación a los niños regulares”, aseguró Regina.
Felipe comenzó a recibir terapias desde que tenía 2 meses de haber nacido y a finales del 2017 cumplirá 3 años de estudiar en el colegio. Siempre ha sido tomado en cuenta como un niño más, no requiere cuidados diferentes y lucha por disfrutar de los mismos derechos.
La persona que ayuda al pequeño con sus terapias, agrupó a varios padres interesados en promover procesos de inclusión para personas con Síndrome de Down y sensibilización para población regular. Así se formó Inclusión Down 502 en el año 2015.
¿Cuándo piensas cambiar la parranda por una vida saludable?
Felipe es un niño muy sociable, tiene muchos amigos y sin duda su llegada al club rojo le servirá para desarrollar nuevas habilidades.
Se adapta rápido. Creo que le va a gustar mucho.
Regina Yurrita, madre del pequeño.
Aunque come muy bien los platillos de casa, le encantan las galguerías con limón y las gomitas con forma de gusano; últimamente su color favorito ha sido el “pink” y cuando hace alguna chiquillada, culpa a sus hermanas.
¿Existen diferencias?
“No damos todo por sentado. Que se siente, gatee o camine es una proeza. Sin duda, esa es la máxima diferencia con las niñas”, aseguró Regina, quien ve reflejado en su pequeño a un gran campeón. “Sé el esfuerzo que representa para él y por eso valoramos más cada cosa, por muy pequeña que sea”, agregó.
Felipe se incorporará al grupo de jugadores que corresponde según su edad. Entrenará con niños regulares y recibirá las mismas indicaciones que el resto. Sin duda, este caso genera mucha expectativa, para su núcleo cercano y esperanza, para las familias que se enfocan día a día en la lucha por promover la empatía y tolerancia hacia las personas que tienen el síndrome.
Este paso abrirá puertas en la educación, trabajo, ambientes sociales y culturales. “Es un granito de arena más”, concluye Regina.
Con Felipe, será la primera vez que un equipo de fútbol profesional abra las puertas a personas con Síndrome de Down, en Guatemala, esperando ampliar el proyecto a todo nivel. Él será el rostro pionero, el ejemplo a seguir y quien derrumbe las barreras entre ambos mundos.
Foto de portada cortesía Inclusión Down 502.