Veintiséis años le bastaron a Estefan Víctor Castillo para convertirse en un ícono del motocross nacional, mismo universo lleno de adrenalina y velocidad que hoy llora una trágica noticia que se conoció tras la primera fecha del campeonato nacional de la disciplina.
Vicko, como le llamaban sus familiares y amigos, estudió en el colegio Lehnsen Roosevelt y luego Administración de Empresas. Desde que era aún muy pequeño comenzó a dar sus primeros rugidos con las motos. Era el último de tres hermanos y su padre dueño de la pista Tinco, ubicada al final de la Calzada Roosevelt.
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Toda su familia es apasionada por este deporte. Su papá compitió también por muchos años y sus hermanos mayores se han posicionado entre los mejores. Su madre siempre los apoyó y su pan de cada día giraba en torno a las motocicletas.
Así lo recuerdan
Los Castillo son sinónimo del motocross. Vicko es bien recordado por una trayectoria amplia en competencias de distintas categorías a nivel nacional e internacional como en los 50, 65, 85, 125 y 250 CC. Gracias a su constancia y disciplina se colocó entre el top 5 de Guatemala.
Vicko era una persona muy tranquila, alejada de problemas, dispuesta a ayudar a otros en todo momento, muy unido a su familia y entregado por completo a su máxima pasión.
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Tomás Ángel y Tomás Pablo, hermanos de este protagonista, cumplieron un año más de vida en la misma fecha que Vicko se despidió de su familia. Sin duda, el 25 de febrero dejará una huella aún más profunda en cada uno de ellos.
El año 2015, para el olvido…
Esta competencia en la que Vicko sufrió un accidente que lo llevó hasta la muerte, fue la primera luego de cumplir un período de suspensión tras dar resultado positivo en un examen de doping. Ha sido uno de los casos más polémicos en este rubro.
Este animado atleta pasó por momentos muy duros y tediosos en la investigación de su caso. Finalmente cumplió la sanción y estaba listo para regresar a la cima de la competencia.
Personas cercanas a Vicko aseguran que desde muy pequeño era inquieto y supo tomar la batuta cuando él, sus hermanos y al menos otros dos pilotos se convirtieron en los máximos referentes. Siempre fue humilde y risueño.
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Como familia instalaron en su pista una academia para que todos los días niños y pilotos se acercaran a recibir clases y conocer más este deporte. Sentir la pasión y amor por las motos, tanto o más que ellos mismos.
Dejar un legado en Guatemala
En los deportes de velocidad, motocicletas y carros existen muchos altos y bajos, pero Vicko siempre se levantó. Fue un luchador, una persona positiva, alegre y muy entregada.
Marcos Reichert, ex piloto de motocross
El hoy ex compañero de Vicko aseguró que toda la familia, amigos y personas que convivieron con él lo extrañarán mucho, su ejemplo y enseñanzas.
También compartió que uno de los más grandes anhelos de Vicko no solamente era ganar carreras y estar entre los mejores, sino que también dejar mucho aprendizaje para las nuevas generaciones de pilotos.
Siempre se mantuvo en buena condición física. En las mañanas antes de ir a estudiar hacía algo de moto, corría o incluso practicaba un poco de ciclismo. Era, es y será muy especial para todos los que lo conocimos y para el mundo del motociclismo, que lo vio crecer.
Marcos Reichert
También argumentó que Vicko, como cualquier otro piloto, al vestirse previo a una carrera solo piensa en los momentos buenos, en divertirse y superarse.
Uno jamás entra a la pista pensando que puede ser la última vez. La pasión que él –refiriéndose a Vicko– tenía por las motos era impresionante. Siempre quiso estar entre los mejores de Guatemala, formar un semillero y aunque sabía los riesgos que corría en cada competencia, siempre se enfocó en la diversión y disfrutar lo que más amaba. Es un sentimiento que solo las motos te pueden dar. Marcos Reichert
Familiares y amigos de Castillo velarán sus restos desde este lunes en Capillas Señoriales de la zona 9 capitalina.