Una de las tradiciones más nostálgicas y emocionantes de la infancia futbolera para muchos no son ver los partidos o si tu equipo quedó campeón. Es el siempre esperado álbum del Mundial de la FIFA de Panini.
De niños, justo antes de la gran fiesta de fútbol, la colección del álbum era obligatoria como parte del grupo de amigos. “Yo tengo a Ronaldinho, te lo cambio por Zidane”, resonaban entre recesos cuando todos empezaban el gran negocio de los intercambios.
Pero esta tradición es mucho más antigua de lo que se cree. Y allí aparece Raúl, un coleccionista apasionado por las estampas.
Una vida coleccionando
Tardes jugando al fútbol en la colonia y que todos los amigos esperaban con ansias el momento de intercambiar las estampas que en su momento costaban apenas centavos. Raúl junto con sus hermanos y amigos, álbum tras álbum, mundial por mundial.
Con el Mundial de España 82 comenzó todo y Raúl con apenas seis años se dedicó a juntar las series que en aquel tiempo se vendían por equipos completos. Con un poco de goma trataba de pegar bien las estampas y así pasaban el tiempo reuniendo el álbum completo.
Con México 86 todo cambió. Empezaron a circular los famosos sobres que desataron la locura y competencia entre los amigos. “Vivos, a ver quién lo llena primero” era la nueva apuesta entre las amistades de la colonia. “Costaban unos cuantos centavos y normalmente mis papás traían un sobre cuando regresaban de trabajar, aunque era rogarles siempre porque te trajeran uno”. La edad no cambió mucho de la tradición y en Italia 90 los álbumes seguían siendo tema de conversación, mientras Diego Maradona dominaba el fútbol.
Le siguió Estados Unidos, durante una época juvenil y para Raúl, casi terminando el colegio. Tristemente, las tradiciones norteamericanas cortaron la longeva tradición de llenar un libro y trató de imponer el estilo de tarjetas coleccionables que en deportes como el beisbol eran comunes. McDonald’s, que comenzaba a ser patrocinador de las competiciones mundialistas, era el único lugar que las vendía y que llenaba su sucursal de la zona 9 capitalina con niños, jóvenes y adultos tratando de conseguir todas las tarjetas.
Cómo pasa el tiempo
La modernidad llegaba con el Mundial de Francia 98. Raúl, los álbumes y las tradiciones también lo resintieron. Este fue el comienzo de los stickers y ya era pasado llevar goma en la mochila por si tenías suerte de intercambiar alguna repetida. El fotomontaje comenzó y el rostro de los jugadores simplemente eran pegados sobre un uniforme.
Raúl también crecía. Mientras comenzaba la universidad, su pasión no paraba y con sus amigos seguía intentando hacer más grande sus colecciones. Una compañía de gaseosas intentaba jugar con la nostalgia y lanzó su propio álbum mundialista, donde debías de pegar con goma todas las estampas de nuevo. Un año que para Raúl terminó siendo fructífero con dos álbumes en un solo mundial.
Zidane, Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho, entre otros, comenzaban a gobernar el fútbol y los mundiales. Raúl, por su parte empezaba una familia y la tradición coleccionista continuó con su primera hija, quien pegaba los stickers junto a su padre en los últimos mundiales.
Los álbumes de Alemania 2006 vieron el despertar futbolístico de unos jóvenes Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Mientras, el tiempo continuaba, Raúl se convirtió en padre por segunda vez durante el mundial de Brasil 2014 y para Rusia 2018, ya prepara a su segunda niña para comenzar a pegar las estampas que significan una vida para él.
Nueve álbumes, cientos de estampas, miles de recuerdos y una pasión. Una tradición que hoy sigue y que el Mundial de Rusia 2018, despertará como cada cuatro años lo hace Panini. ¿Y tú cuándo comenzarás tu colección?
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