El tan amado y temido Cerrito del Carmen.
Durante varias noches a las 22:00 horas, ni un minuto antes, ni uno después, pasa el Carretón de la muerte por el Cerrito del Carmen.
Doña Lucía vive en el Callejón del Cerro y ella está pendiente a la hora que pasa, pues el sonido es abrumador.
“Se escucha que viene desde el Cerrito, pasa enfrente de mi casa, busca la 12 avenida, lo raro es que allí no hay vía para cruzar”.
“Suena como si arrastrara unas cadenas, como que si fueran de adoquín las calles y hasta el sonido de los cascos de los caballos se escuchan”.
Le voy a contar una historia, dijo doña Lucía con voz pausada.
Un día estaba en el segundo nivel de mi casa, cuando justo pasó el Carretón de la muerte. Ya lo había escuchado, pero cada vez que pasa ya sabemos que alguien va a morir. Yo solo me encomendé a Dios y el sonido continuó su rumbo, luego me fui a dormir.
Pero al otro día, cuando fui a comprar el pan, una de las vecinas me contó que el vecino de enfrente de la panadería se cayó en su casa, lo llevaron al hospital y murió en la emergencia, por la tarde ya solo les entregaron el cuerpo. Eso ya es normal después que pasa la Santita.
Cada vez que doña Lucía lo escucha se le pone la piel de gallina, porque después que pasa todo queda en un silencio terrorífico.
“Yo nunca he salido a ver porque me da miedo que si pasa y lo veo, la próxima en irse con la Santita sea yo”.
Pero, el Carretón de la muerte, no es lo único que se escucha en el Cerrito del Carmen.
Doña Catalina, que vive a una cuadra del Cerrito del Carmen, ha escuchado pasar por allí a la Llorona. Después de la una de la mañana se oye como una sirena de ambulancia, pero mientras más se acerca es un sonido que petrifica a cualquiera.
Las abuelitas decían: cuando se escucha cerca es porque está lejos, pero cuando se escucha lejos es porque está cerca.
“Una noche mi hijo venía de una fiesta, pero dejó el carro a tres cuadras de la casa, ya era muy tarde, tal vez más de la una de la mañana. Mi hijo me llamó cuando llegó al parqueo y le dije que se encomendara a Dios, colgó y caminó, pero le faltaba una cuadra cuando escuchó gritos. Él empezó a rezar el rosario y enfrente pasó una mujer, toda vestida de blanco, iba llorando. Se le pusieron los pelos de punta, pero ella continuó su camino hacia el Barrio de la Candelaria. Al llegar a la casa, le pregunté si había escuchado los gritos y con una cara pálida y voz temblorosa dijo: ‘Me encontré con la llorona, pero recé y se fue’”.
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Así, son muchas de las anécdotas de las personas que viven cerca del Cerrito del Carmen, pero todos coinciden en que hay algo fantasmagórico y terrorífico dentro.
La llorona, la Siguanaba, el Cadejo, el Carretón de la muerte y hasta el Sombrerón son las leyendas que las abuelitas contaban y que a la fecha siguen siendo parte de la ciudad de Guatemala.
El Cerrito del Carmen fue exorcizado en los años de 1600, porque sobre él se veían bolas de fuego, que incluso quemaron varios ranchos en esa época. Debido a ello, se colocó una cruz de Calatrava para resguardar el lugar de malos espíritus.