Johanna Vega tiene 19 años y siempre quiso ser como su tío, Juan Manuel Vega. Vivió y creció con su madre, abuelito y tío, quienes estuvieron pendientes de ella durante su niñez.
Desde muy pequeña compartía todo con su tío, quien siempre quiso apoyar a su comunidad, por lo que decidió convertirse en bombero voluntario. Su sobrina, vio en él a una figura masculina y paternal, además de su compromiso con las personas, así que desde pequeña soñó con ser socorrista.
Al verlo hacer su primer turno, Johanna sabía que tenía que ser como él y apoyar a las personas de su comunidad.
Un día, ellos regresaban de una actividad, en la carretera había ocurrido un accidente de tránsito, su tío se bajó del auto y fue a auxiliar a las personas accidentadas. Juan Manuel siempre viajaba con un botiquín, así pudo ayudar a los heridos, mientras recibían ayuda en un hospital. Ese gesto a Johanna le abrió el corazón para apoyar a los demás.
Cuando Johanna tenía 12 años, su tío se fue a vivir a Estados Unidos y siempre le dijo que soñaba con el día en que pudieran compartir un turno juntos.
Pasaron varios años en los que Johanna soñaba con ponerse el casco de bombero y poder ayudar a la población. De pronto, su tío le escribió para contarle que en los bomberos voluntarios habían abierto un curso para nuevos integrantes y que sería bueno que lo recibiera. Ella se emocionó con la noticia y fue a investigar de qué se trataba.
La joven se inscribió y durante un año se preparó para poder ser bombera.
El 2 de diciembre de 2017, cumplió con su sueño y recibió su diploma que la acredita como bombera voluntaria de la 22 compañía.
Su tío está muy emocionado y aunque no está en Guatemala, ellos hablan seguido y comparten ahora sus experiencias y vivencias de su voluntariado.
Johanna está orgullosa de su tío y él de ella.
Para su primer turno como bombera, Johanna le contó a su tío, quien le manifestó su felicidad y emoción de haber sido un buen ejemplo para su sobrina.