El 8 de abril publiqué una nota informativa en la que hacía públicas las peticiones del colegiado médico en el país. En esa oportunidad los galenos manifestaban su preocupación por la falta de equipos de protección personal y otras peticiones, como agilizar el diagnóstico y restringir la movilidad.
Mediante dos cartas, una suscrita por los profesionales que atendían la emergencia suscitada por el COVID-19 en el hospital de Villa Nueva y otra firmada por un centenar de médicos y especialistas, los profesionales de la salud hicieron llegar al Presidente de la República una serie de peticiones, entre ellas comprar: equipos de protección y la suspensión de toda la actividad laboral por un período no menor a cuatro semanas, salvo a aquellas estrictamente necesarias para suplir las necesidades básicas.
“Esto incluye cerrar todo centro de trabajo multitudinario como maquilas y call centers”, se leía en uno de los documentos, publicados en este espacio. Además, se solicitaba agilizar hacer más pruebas y los resultados.
Muchos lectores me llamaron mentiroso y me increparon por publicar el artículo y defendieron oficiosamente la gestión del presidente, aun cuando esta era puesta en duda por los médicos que enfrentan la pandemia bajo criterios técnicos.
En el artículo recogí la opinión de un especialista quien hablaba del error de mezclar a los pacientes sin síntomas, con los que solo guardaban cuarentena por sospecha. Además, denunciaba que el personal del Hospital San Juan de Dios realizaba gestiones para comprar equipos con sus propios medios.
Hoy mes y medio después de la publicación una nueva carta sale a luz, pero esta ya no es solo una queja o un pliego de peticiones para mejorar la gestión de la pandemia. La nueva misiva es un grito de ayuda desesperado, una súplica de ayuda al Gobierno para apoyar al equipo profesional que enfrenta la pandemia y arriesga su vida sin las medidas de protección mínimas.
“Exponemos un grito de auxilio y solicitamos que llegue al mismo Presidente de la República y al presidente del Congreso, para que se busquen algunas alternativas a la brevedad, ya que todo el sistema de salud pública está en la misma situación que nuestro nosocomio”.
Este clamor pone de manifiesto una realidad vergonzosa: los profesionales fueron desoídos, ignorados y esto trae consigo lamentables repercusiones para la salud de los guatemaltecos y para el per se colapsado sistema.
En la nueva misiva, suscrita por los jefes del San Juan de Dios los galenos afirmaron que “estamos ante un colapso total insostenible, y este hospital ya llegó al límite y peligra la atención en estas limitadas condiciones, tanto de los pacientes internados como los nuevos que consulten”.
Piden agilizar el diagnóstico
En tanto, en el hospital improvisado en el Parque de la Industria hay denuncias de pacientes que afirman que llevan varios días a la espera de un resultado y que no se les permite ir a sus casas. En ese contexto, el Gobierno de Guatemala parece haber abandonado a la línea que debería tener más fortalecida: la sanitaria.
Es imperativo que el mandatario y su equipo enderecen el camino y que empiecen desde ya a priorizar la compra de insumos y la agilización de pruebas. Asimismo, es importante que mejoren el protocolo y que ingresen a hospitalización solo aquellos casos propensos a una complicación. Los pacientes asintomáticos y con síntomas leves deben ser aislados en sus casas, para aliviar los hospitales.
Los galenos piden que se utilice el sistema privado para atenuar la crisis o el Centro Médico Militar. “Estas soluciones deberán ser discutidas en el alto nivel. Queremos expresas que vamos a dar lo mejor como equipo humano, y como hemos venido haciendo daremos horas extras, sobreesfuerzos, y lo mejor que podamos brindar. Sin embargo, no será suficiente para seguir dando una atención de calidad”, se lee en la carta.